Hace unas noches la volví a ver. Para el que esto escribe, uno de los momentos álgidos del Séptimo Arte, que me dejó hipnotizado poco antes de mi gloriosa incorporación a los deberes con la Patria (año 1983), y que lo ha vuelto a hacer en el que, seguramente, no será el último visionado de esta Obra Maestra total.
Nada le falta a la que, sin duda, es la escena culminante de la película. El momento en el que el replicante Roy (Rutger Hauer) parece que va a aplastar a su acorralado oponente Deckard (Harrison Ford), policía responsable de la muerte de sus compañeros replicantes. La muerte por machacamiento de cráneo del Blade Runner parece inminente. Pero...
"...yo, he visto cosas que vosotros no creeríais..."...las lágrimas del replicante que se pierden en la lluvia..., su resignada inclinación de cabeza..., la paloma blanca que escapa de entre sus manos...
Nada le falta a la que, sin duda, es la escena culminante de la película. El momento en el que el replicante Roy (Rutger Hauer) parece que va a aplastar a su acorralado oponente Deckard (Harrison Ford), policía responsable de la muerte de sus compañeros replicantes. La muerte por machacamiento de cráneo del Blade Runner parece inminente. Pero...
"...yo, he visto cosas que vosotros no creeríais..."...las lágrimas del replicante que se pierden en la lluvia..., su resignada inclinación de cabeza..., la paloma blanca que escapa de entre sus manos...
Estremecedor. Pura poesía existencial.
Sobra el plúmbeo e innecesario discurso en off de la versión que se estrenó originalmente y que fue eliminado, junto con su happy end, en el Director´s Cut editado diez años después del primer estreno.