4 de noviembre de 2009

Un disco - Alestorm - Black Sails at Midnight (2009)

9'5/10



Imaginad que estáis en una taberna de Maracaibo, Puerto Príncipe o algún otro puerto importante del Caribe. Estamos en el siglo XVIII, es de noche y el garito está repleto de tipos con mala pinta que vociferan blasfemias, escupen maldiciones y entonan canciones de expolios y asesinatos, entre jarras de ron y otros vapores. Pues ése es el ambiente al que nos traslada este inmenso disco de un grupo divertido y feroz. Alestorm son ya, por derecho propio y con permiso de Running Wild, los auténticos Piratas del Heavy Metal.

Originarios de Escocia, lo que ya garantiza una clara predisposición al culto cervecero, Alestorm practican un Folk Metal con toques épico-festivo-grandilocuentes, que pegarían perfectamente en cualquier película de aventuras, especialmente en las que tendrían como protagonistas a esos lobos de mar que amargaron la existencia al comercio marino hace dos o tres siglos. Podríamos decir que no tienen nada que ver con la ya pesadísima trilogía de Piratas del Caribe pero, viendo la portada del disco, hay que reconocer que aunque un poco tarde, han aprovechado bastante el tirón de esas películas.

La característica principal de este disco es que te llena de optimismo y ganas de pegar botes sin cesar. La dinámica es festivamente tabernera, lo que se traduce en temas rápidos y a la vez contundentes, capaces de dejar exhausto al más pintado, porque los conciertos de estos highlanders tienen que ser de echar hasta la última gota de sudor acervezado. Por si fuera poco, las composiciones tienen verdadera calidad, con riffs demoledores y partes intermedias melódicas y majestuosas, amén de algún que otro buen solo de guitarra, destacando, sin lugar a dudas, la labor de Chistopher Bowes, frontman, teclista y principal compositor. Decir que el colega canta sería mucho decir, pues su garganta parece el resultado de haber dejado las cuerdas vocales remojando en ron: una voz rota y apagada, que llega con dificultad a los tonos más altos, pero que encaja a la perfección tanto con la música como con el ambiente pendenciero que transmite el grupo. El resto de la banda cumple a la perfección.

Así, entre himnos taberneros e impronta barriobajera, transcurren los diez temas de este Black sails at midnight, segundo disco de su carrera, donde no dejan atrás ninguno de los tópicos relacionados con la piratería clásica: mapas del tesoro, borracheras de ron y venganzas. Y como después de tanta sangre y depravación hay que terminar la fiesta como es debido, pues ahí van los tíos y cierran el disco con una versión de Wolves of the sea, tema que representó a Letonia el pasado año en Eurovisión, ideal para acompañar la ingesta de jarras de cerveza a pelo y de un tirón. Por cierto, que si buscáis en You tube podréis oír ambas versiones, y comprobar que a veces el cover supera en mucho al original. La edición del disco que pirateé (jeje) tiene dos temas más, que a decir verdad tampoco aportan mucho al álbum. Ni falta que le hace.

Un discazo increíble con el que me lo paso genial, de ahí la altísima nota -no es un 10 por algún temilla que se queda pelín atrás- que retrata a esta banda como muy a tener en cuenta en el futuro y de la que, por supuesto, aporto documento audiovisual (oich!). Se trata del tema Keelhauled –“pasado por la quilla”, entiendo yo-, canción sencillota pero enormemente adictiva y estimulante. ¡Al abordajeeeerrr!